lunes, 11 de enero de 2010

Galileo Galilei

Con motivo de los 400 años del descubrimiento del telescopio así como la conclusión del Año Internacional de la Astronomía (2009), he decidido dedicarle un post al celebre científico Galileo Galilei, no para revisar su vida y obras, sino para aclarar su hoy distorsionada historia con respecto a sus trabajos y la controversia con la Iglesia Católica.



Galileo Galilei, uno de los astrónomos y científicos mas celebres de su época (s. XVII) y de la historia moderna, fue un hombre cuyos descubrimientos movieron las creencias tradicionales y que sin intención, "contradijeron" la doctrina Católica, lo que ha llevado a que hoy, erróneamente, se le califique como enemigo de la Iglesia y se utilice su nombre para criticar a la Iglesia de enemiga del progreso. Clarifiquemos un poco los hechos.

Galileo apoyaba la teoría heliocéntrica propuesta antes por Nicolás Copérnico. En su obra "Diálogo sobre los principales sistemas del mundo", Galileo expuso esta teoría. Esta obra abrió una gran controversia y en 1616 la Inquisición Romana acuso a Galileo de sostener la teoría heliocéntrica pues parecía ir en contra de lo que la tradición bíblica afirmaba.

Es aquí donde tenemos que detenernos un poco. ¿Era la Biblia, o su interpretación, base para un postulado científico?, la respuesta es no. Galileo sabía esto y se escudo en ese argumento al momento de enfrentar su juicio. Galileo defendió la idea de que el heliocentrismo no era contrario a la sagrada Biblia y explico que las Sagradas Escrituras no pretendían enseñar ciencia, sino que se acomodaban a los conocimientos de cada momento; incluso, demostró como en la misma tradición de la Iglesia se encontraban argumentos que le daban razón a sus postulados.

Entonces, ¿por qué se le considero a la teoría heliocéntrica de Copérnico y defendida por Galileo como absurda y contraria a la tradición?, para contestar esta pregunta debemos remitirnos a la Biblia. En los pasajes Salmo 93:1, Salmo 96:10 y I Crónicas 16:30, se lee lo siguiente: "firme esta el orbe, sin que vacile". El Salmo 104:5 dice prácticamente lo mismo y finalmente en el Libro de Eclesiastés 1:5 se lee: "El sol aparece y el sol se pone y tiende hacia el sitio por donde sale".

Basada en esos pasajes, la Iglesia, bajo una interpretación literal, afirmaba que la Tierra era el centro del universo, que no se movía y que el sol y los planetas giraban a su alrededor, es decir, geocentrismo. En una época donde la Iglesia era especialmente sensible ante quienes interpretaban la Biblia por su cuenta, Galileo fue sujeto a dos juicios, el primero, en 1616, el cual no fue un juicio propiamente, sino más bien una advertencia para que se retractara de su idea heliocentrista. 17 años después, en 1633 un segundo juicio, esta vez, en toda regla, culmino con la sentencia de Galileo a prisión por mantener sus ideas.



Como ya lo he mencionado antes, la lectura e interpretación de la Biblia no se debe hacer literalmente, este es un claro ejemplo del por qué. En su tiempo sus obras fueron prohibidas y colocadas en el Index Librorum Prohibitorum hasta que en 1741, ante la prueba óptica de la órbita de la Tierra, el Papa Benedicto XIV hizo que el Santo Oficio diese al impresor la primera edición de las obras completas de Galileo. En 1757, las obras favorables al heliocentrismo fueron autorizadas de nuevo y retiradas del Index Librorum Prohibitorum. Incluso, el papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia.

Galileo, como fiel creyente, acepto su sentencia e incluso dio gracias a 3 de los 10 jueces que votaron a favor de su absolución. Debido a su buena disposición, la pena fue conmutada por arresto domiciliario, de modo que nunca puso un pie en la cárcel. Galileo paso sus últimos días en su villa de Florencia, donde quedo ciego, enfermo y donde falleció a los 78 años. Esas distorsiones que dicen que fue torturado, sometido y quemado vivo en la hoguera son totalmente falsas.

Galileo no murió enemistado con la Iglesia, nunca fue siquiera considerado hereje. Al final de su vida el mismo afirmo: "En todas mis obras no habrá quien pueda encontrar la mas mínima sombra de algo que contradiga la piedad y reverencia hacia la Santa Iglesia". Su mismísima hija fue monja y ella fue la que recogió su última palabra: "¡Jesús!".

En conclusión, el caso de Galileo es uno que muestra como la ciencia y la religión no deben estar peleadas, solo se deben dar su espacio a sí mismas. Bien se ha dicho que el caso de Galileo abrió “la caja de Pandora” para comenzar la “guerra” entre la ciencia y la religión. Muchas leyendas y hechos se han derivado de los tiempos de Galileo, entre ellas los famosos Illuminati de los que seguramente han escuchado hablar. La realidad es que hoy Galileo es un pilar de la ciencia y al mismo tiempo una prueba de fe, obediencia y aceptación hacia su religión, es por eso que tiene el respeto de ambas comunidades y hoy descansa en la Basílica de Santa Cruz donde en 1737 se le construyó un monumento en su honor.

2 comentarios:

  1. Si bien los argumentos sostenidos por la Iglesia se remiten a las Sagradas Escrituras, no hay que olvidar el contexto cultural y científico-filosófico;en el que Aristóteles aún era una autoridad en cuanto a la filosofía natural (ciencia física) se refiere, lo cual fue, en última instancia, lo que provocó la controversia y no meramente la "incorrección interpretativa" de la que se hace mención.

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  2. @Leonardo: Es correcto mi amigo. Galileo incluso solía hacerle burla a los Aristotélicos y las teorías que aún sostenían. Para aclarlo, se puede decir que los argumentos de la controversia son las Sagradas Escrituras y el detonante fue la tradición Aristotélica de los científicos y la tradición religiosa de la Iglesia. Un saludo!

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